Wednesday, May 20, 2009

Eigth stop, Dallas, Texas.





Una luz una lejana lz se comenzó a ver en el túnel, un aire más que tibio nos comenzó a rodear.
Entonces salimos al exterior, y de la misma forma brusca el Train se detuvo, Mihilll se agarró de un asiento, yo salté varios metros por sobre otros asientos.
this stop is Dallas, Texas.- dijo la mecánica voz.
Me dolía todo, la cabeza sobre todo, con Mihill nos levantamos y salimos tras la puerta que se había abierto.
Varios sonidos iguales, el pasar de una bala a través de un arma, apenas los veía era mas de una treintena de hombres con armas apuntándonos, no eran armas normales, apestaban a magia y antimafia.
alto ahí- gritaron- levanten la mano y ríndanse o serán reducidos.
Mihill levantó sus manos yo lo seguí.
¿Quienes son ustedes?- pregunté.
¿Te crees gracioso?- contestó uno de los hombres, poco a poco podía distinguirlos, tenían todos trajes e insignias de los estados unidos, uno de ellos estaba vestido en forma mas normal, usaba un gran sombrero de vaquero, y muchos anillos, no tenia arma alguna solo nos hablaba.
¿Quienes son ustedes, será mejor?- preguntó.
Yo soy Frexor un duende.
Y yo Mihill.
¿que hacen aquí?
No lo sé- respondí- viajamos en este train, movidos por alguna extraña magia, en teoría solo llegamos a lugares donde nos necesiten, donde necesiten nuestra ayuda.
Otros hombres se acercaron.
Den la espalda y manos contra un costado del train.
Lo hicimos y nos esposaron, rápidamente nos llevaron a otra habitación, nos sentaron sin sacarnos las esposas y comenzaron a hacernos preguntas, origen, familia, edad, nuestros documentos estaban limpios no había ningún problema con ellos.
Disculpen los procedimientos- nos fue a ver el mismo sujeto con sombrero de vaquero que nos habló- tienen que comprender que estamos siendo extremadamente cuidadosos, sus papeles están limpios, y los detectores nos han dicho que están en lo cierto, dicen la verdad, si quieren ayudarnos, creo que pueden, un par de hombres son necesarios para la operación, aunque claro tu elf debes estar un poco mas alejado del cargamento.
¿Cargamento?- pregunté.
Si, veras tanta seguridad contra criaturas mágicas no es normal, es por que llevamos algo de gran importancia, llevamos una estrella.
¿Una estrella?
Si, una estrella.
Pero eso es imposible, una estrella no es mas que una bola de gas incandescente, normalmente de hidrogeno y helio, decir que tienen una estrella es como decir que tienen el sol.
- Bueno, si entendemos tu punto, pero no podemos aclarar mucho… como sabes muchas cosas que ocurren en el campo de la magia no tienen explicación, solo sabemos que hace siglos atrás calló en estas tierras una estrella con gran poder, esta fue enterrada bajo toneladas de concreto varias décadas atrás, actualmente ahora cambiaremos la estrella de lugar a una instalación lejos de la ciudad, un lugar mas seguro, pero dado que la estrella irradia guacha energía mágica es que estamos tratando de tener el mayor cuidado posible.
- Supongo que esta es nuestra misión, ayudar- le dije a un pensativo Mihill.
Mihill suspiró antes de aceptar.
Afuera de la habitación, una caja blindada estaba siendo subida a un camión de seguridad, se formaron grupo de ocho personas cada una de las cuales subiría en grupos de ocho a otros camiones de seguridad la idea era despistar, claro ni a Mihill ni a mí se nos entregó armas, e íbamos con extrema vigilancia.
Los galpones se abrieron y los carros salieron al exterior, desde los vidrios polarizados veíamos las mismas pistas, muy semejantes a las de Chicago, sujetas por pilares que ascendían, pasando por diversos niveles, y en los pilares el símbolo la estrella.
- el estado de la estrella solitaria- recité mientras recordaba el sello de un quarter dollar que tenía entre mis ropas.
Los autos a nuestro alrededor tendían a formar un taco, pero los furgones blindados estaban siempre a una distancia oportuna unos del otro.

Un movimiento rápido, un choque, algo había chocado contra uno de los furgones blindados, era contra uno de los de guardia.
Las ventanas mostraban, era u8nca camioneta gris.
- defensa, defensa- se escuchó una orden por unos parlantes internos.
Se abrió una ventanilla comenzaron los disparos.
La camioneta emboscó nuevamente, sacando del camino a la furgoneta, seguí avanzando en el camión muy abollada.
- un hechizo de protección, por eso los metales no están tan retorcidos- se escuchó- disparen con los municiones antimagia.
Los disparos daban de llenó atravesaban la cabina, y si no fuera porque era imposible, parecía que atravesaba al chofer, un personaje de impermeable negro y sombrero de ala muy amplio, lo que le cubría el rostro junto a una bufanda.
La furgoneta en que íbamos rápidamente estaba a la par con la camioneta, un golpe contra nosotros, un segundo golpe, contra nosotros.
La furgoneta aceleró y se le encerró el paso a la camioneta.
El choque fue muy fuerte, las correas de los asientos nos mantenían 4en su lugar, hubo un par de heridos, Mihill y yo estábamos bien.
La puerta de la camioneta se abrió y salió el sujeto, corriendo, rápidamente estaba rodeado de un operativo armado.
- alto ahí, manos sobre la cabeza.
El sujeto extendió las alas hacia los costados y el impermeable se abrió.
Del interior de las ropas, salieron corriendo decenas de ardillas en distintas direcciones, algunas ya estaban muertas, otras murieron por alos disparos siguientes, las últimas simplemente escaparon.
Por la carretera se había perdido en la distancia la furgoneta con la estrella, a nosotros rápidamente llegaron algunas ambulancias y transporte ligeros, constataron lesiones, a los heridos se los llevaron, los demás fuimos llevados como apoyo a la base a las afueras de la ciudad, el primer destino de la estrella.
Llegamos a un enorme galpón varios kilómetros alejados de Dallas.
El estacionamiento era amplio al llegar otro operativo salió con armas en mano a reconocer identidades, con Mihill estábamos metidos en medio de todo ello sin saber que hacer.
- bienvenidos a las instalaciones Stardust,- nos saludó el mismo hombre que nos había permitido permanecer con ellos ayudando.- como han de saber es necesario todo el personal posible para la defensa, nos queda poco, muy poco tiempo para lo que es relevante para nuestra división, después por la noche llegará la división especial federal la que se hará cargo del asunto.
Dentro del galpón había un grupo especial de apoyo.
- tu debes ser Frexor el elf que apareció recientemente.- me saludó un muchacho.
Tenia mi edad, se había cortado el pelo al cero, usaba ropa informal, una camisa con blue jeans, y en su antebrazo un tatuaje con la forma del estado de Texas.
- me llamo Jhon- es un honor conocer a uno de los tuyos.
- tu olor- respondí- tienes magia.
- Si, soy solo un aficionado comparado con un elf como tu- contestó- pero he aprendido bastante, aquí hay pocos que manejan verdadera magia, pero igual necesitan a algunos de los nuestros, “en caso de”.
- Por eso nos permitieron a Mihill y a mi estar aquí.
- Exacto.
- Frexor, puedes venir un momento.- me llamaron.
Fui conducido con una guardia hasta una sala del fondo, estaba todo bien iluminado, al entrar era una sala llena de espejos, sobre una mesa sujeto con mini cadenas, una ardilla sobre la tabla, y sobre una mesa cercana, todo tipo de instrumentos quirúrgicos.
- señor Frexor- dijo el mismo hombre que nos recibía, al parecer era el capitán de la operación- esta ardilla fue atrapada luego de lo incidente en la carretera, y es la única pista que tenemos para saber quien fue el responsable, hasta la camioneta fue robada y las únicas huellas que nos han enviado, son de ardillas.
- ¿cual es la idea?- me asusté, al ver a los ojos a la ardilla, sus ojos me miraban, buscaba un ¿porque?
- Tú eres un elf, un punto de comunicación entre la naturaleza y nosotros.
- Eso son los brujos, los duendes- respondí remarcando la palabra duende- somos estrictamente de la naturaleza, estoy en el mundo humano por decisión propia.
- Como sea, queremos que nos traduzcas lo que ella nos dirá, pregunta ¿quien esta detrás de aquella operación?
Miré a la ardilla.
- tranquila, tranquila, estas a salvo.- le dije.
- ¿a salvo?, esas bestias me van a dañar, esas bestias me va a dañar.
- Tranquila o tranquilo, no se que eres, estas bestias son humanos, y no te harán nada, te doy mi palabra.
La ardilla me miraba con cierta desconfianza.
- tu voz se me es tan familiar.
- Difícil no creo que nos hallamos topado antes, ahora volviendo a lo nuestro ¿por que hicieron lo que hicieron? ¿por que robaron esa camioneta? ¿que es lo que buscaban?
- ¿buscar? Ni siquiera se que hacíamos, nosotros no queríamos, no sabíamos que hacíamos, yo quiero volver a mi hogar, a mi árbol.
- No sabe nada- le dije al capitán- no sabe por que lo hicieron.
- No quiere hablar.- respondió.
- No es que no quiera, no sabe.
- Miente.
- No miente- le mire inquisitivamente- los humanos son mas mentirosos que muchos animales.
- Miente.
- No lo creo.
- Sabemos de casos de animales que han mentido, no vengas con patrañas de que los humanos somos las únicas especies malvadas en este planeta, esta mintiendo.
- Pero si no sabe.
- Entonces tal vez necesite algo de dolor para recordarlo.
Entró en la pieza un hombre vestido completamente de verde, y levantó un pequeño bisturí.
- diste tu palabra, duende diste tu palabra- comenzó a decir la ardilla.
- Ahora traduje lo que cante luego que le apliquemos este tratamiento.
- Me niego.
- Eso es obstaculización con la justicia.
Mire al capitán a los ojos.
- no se que es lo que crean, y no se como lo vean, pero yo les diré como lo ven, están asustados, algo puso en peligro su estrella, y se que es peligroso, pero esta criatura no lo sabe, quieren que yo los ayude con ello, y no lo haré si es por medio de dolor, si lo hacen, me detendrán por no ayudar a la justicia, ¿pero luego que?, si torturan a la ardilla no tendrán a nadie que les traduzca lo cual lo hace innecesario, a mi me detendrán, o me liberarán, no creo que me liberen porque podrían verme como un posible peligro al saber el paradero de la estrella, me pueden eliminar, o me pueden encarcelar, el en caso de encarcelar, perderán recursos y espacio, y en el caso de eliminarme me pierden a mi, ahora si no lo torturan por voluntad, aún me tendrán a mi y estoy dispuesto a seguir ayudando todo lo que sea posible mi9entras no halla tortura aquí, así que ¿que deciden? Yo creo que la ayuda de un poco de magia duende les vendría bien.
Los hombres me miraron tensamente.
El capitán se largó a reír.
- valla que eres, un elf, siempre tan difíciles, esta bien esta bien…
- pero señor- dijo alguien.
- Yo doy las ordenes- agregó el capitán- un duende por supuesto que nos serviría, yo creo que estar de amigos que de enemigos será lo mejor, y esperemos nada malo resulte.
La reunión terminó y fuí llevado al salón general, de ahí a unas oficinas con paredes de lata, donde esperaba algo de comida, todo el trayecto fue hecho bajo la mas estricta vigilancia hacia mi parte.
Miraba la mesa, un poco de picadillos para probar, gomitas de mango con chile, cambié al tiro a tomar cafe con unas galletitas, Mihill se tomaba un capuchino mas animado, John que era el nombre del chico texano solo bebía una botella de gatorade.
En la puerta un par de tipos con armas vigilaban, y la luz de la sala, me molestaba mucho, un par de tubos de neon que producían un inquietante sonido como de insecto.
- no creo que alguien se atreva a hacer algo- comentó una mujer a mi lado, estaba también sirviéndose un café.
- Una raspadura en la cara me indicó que era parte del equipo con que chocamos contra la camioneta en la carretera.
Entonces un sonido inundó la habitación.
Los guardias abrieron la puerta apuntando hacia afuera y las alarmas se activaron.
- ataque, ataque estamos bajo ataque.
- Al salir un numero indeterminado de extraños pájaros muchos de ellos jaspeados, estaban entrando por un agujero en el techo.
Las balas iban y venían, algunas aves tenían ciertas metamorfosis en ciertas formas mágicas, y por el agujero entró una aguda risa, de bruja.
Volví a entrar a la sala que estaba vacía para tomar aire antes de enfocarme en el ataque, cuando sobre la mesa vi un vaso de bebida. Me acerque “bébeme” decía en un letrero, era una bebida energética, “Monster”
- espero funcioné- pensé.
Bebía de ella, la dejé sobre la mesa, y sentía como una fuerza mas allá de todo limite cruzaba todo mi cuerpo, cada fibra de mi cuerpo se llenaba de magia, y en un segundo, estaba dos paso hacia la izquierda sin siquiera haber hecho el mas mínimo movimiento.
Al salir de la sala, podía ver con claridad, y todo como si se moviera ligeramente más lento, era ideal,
Un pájaro había atacado a uno de los hombres el cual estaba en el suelo.
Tomé el arma y comencé a disparar una y otra vez dando certeramente a las aves. Descargada agarré impulso me agarré de una corriente de aire ascendente, y utilizando a las aves como si fueran escalones comencé a subir.
Al llegar a la abertura afuera estaba la bruja.
- ¿un elf?- se rió la bruja.
Era una bruja vieja, no agradable a la vista como las que había visto anteriormente.
Me lanzó una maldición que rebotó sobre mi piel como si una capa de magia aislante estuviera asociada a mi cuerpo.
- ¿pero que eres? – gritó asustada.
- Un duende.
Agarré a la bruja del brazo y la lancé por el agujero.
Mientras caía sentía disparos de tranquilizantes y un par de hechizos sobre ella. Que la inmovilizaron.
Al bajar la euforia de magia de mi cuerpo desapareció. Me desmayé.
Al despertar estaba en la sala, rodeado de espejos y una luz frente a mi cara.
- despertarte- me habló el mismo hombre.
- ¿que sucede?
- Te cansaste al parecer- comentó.
No se veía muy alegre.
- ¿y Mihill?- pregunté.
- En observación
- ¿está bien?
- Perfectamente.
- ¿Y la bruja?
- La atrapamos, está en un interrogatorio.
Miré a mí alrededor, traté de moverme pero estaba esposado a la silla.
- ¿yo igual’- me sorprendí.
- ¿que querías?
- No entiendo, ¿que sucede?
- Sucede que robaste la estrella, asi que contesta, ¿donde la tienes?.
No podía creer lo que estaba escuchando.
- ¡es mentira!, ¡es mentira! ¡eso es una mentira!- grité.
- No vengas con tonteras, te vimos, hay una cámara de seguridad. Rompiste los sellos de seguridad, noqueaste a los guardias y robaste la estrella, esta todo grabado, pero luego hay momentos en que perdimos tu rastro.
- Pero eso es imposible, imposible.
- Llévenselo- ordenó entonces- esperemos a que se le afloje la lengua con algo de calabozo.
Me llevaron a una habitación, ya no estábamos en los galpones sino bajo alguna comisaría o algo así.
Al entrar a la habitación, era un páramo helado con una piedra.
La temperatura ambiental comenzó a aumentar rápidamente, tras algunos segundos la temperatura paso de fría a tibia y luego a caliente, hasta insoportable.
- ¿que debo hacer?- me pregunté.
La piedra era lo único a mano, y una colina, al subir la colina esta no parecía ser más beni9gna.
- la piedra- pensé.
Rodé la piedra colina arriba, hasta que al llega a la cumbre la temperatura bajo bruscamente.
Tras un sonido fuerte la piedra rodó colina a bajo, y tras detenerse en la base, la temperatura comenzó a subir nuevamente.
Para evitar el calor insoportable rodé la piedra colina arriba nuevamente.
Pase hora tras hora, día tras día, haciendo lo mismo, sorprendido por no desfallecer de sueño ni de hambre ni sed, seguía trabajando.
La puerta se abrió, el clima se estabilizó, mis piernas y mis brazos dolían de los mil demonios.
- para- gritó alguien, era Mihill.
Caí de rodillas el me sujetó a levantarme, varios guardias nos observaban.
- ¿que sucede?
- Estamos libres- me respondió.
- ¿cuantos días han pasado?
- Solo uno, fue un castigo brutal, la celda de Sísifo la llaman, es una de las cárceles griegas como ellos llaman, de supresión de magia,
- Son unos animales al ejecutarla- comenté.
Caminé con cuidado.
- ¿que sucedió? ¿que pasó con la estrella?
- La robaste- comentó Mihill- fracasamos en nuestra misión de cuidarla.
- Yo no lo hice.
- Vimos los videos, eres tu, de eso no hay duda, pero tu no tienes la estrella, ¿que sucedió? No lo sabemos, te dejaron en libertad, pero condicional, hay un perfil de nosotros en cada estado, la estrella sigue perdida.
Era un edificio grande parecía un viejo galpón, mucho mas cerca de Dallas eso si. El Train había sido remolcado hasta ahí.
Subimos con cuidado, y las puertas se cerraron, mientras yo me dormía de inmediato, y seguimos con nuestro viaje.

Friday, May 08, 2009

Seventh stop, Kansas Pittsburg



El aire templado del interior del train cambio drásticamente, nuevamente una corriente de aire muy frio comenzó a entrar por cada fisura.
Al salir el train estábamos nuevamente en medio de la planicie, extensa planicie de cientos de kilómetros, por el único motivo que sabíamos estábamos mas al norte, era por el frio que sentíamos.
- this stop is Kansas, Pittsburg.
Las puertas se abrieron, al bajar estábamos frente a una cómoda casa en medio de algun camino rural en algún lugar de Pittsburg pero realmente no había mayores puntos de referencia que los manchones grises de árboles sin hojas en la cercanía. Y los interminables campos de amarillentos pastos.
En general estaba tan helado.
- oigan, ustedes dos, ¿que hacen allá afuera?- escuchamos una voz.
La blanca puerta del garaje se abrió ladeándose en un movimiento ascendente, todavía no me acostumbraba a las puertas de garaje automáticas.
- vengan corran, aquí estarán a salvo.
- ¿A salvo de que?- grité.
Un extraño viento comenzó a lo lejos.
- mis ojos me fallan o el pasto está cambiando de color.- comentó Mihill.
A varios metros de nosotros, el pasto cambiaba de color, del amarillento a un blanco, como si escarcha se depositara sobre ellos a una gran velocidad.
- viene hacia acá.
Rápidamente corrimos, en cuanto el hielo alcanzó el train la puerta se cerró herméticamente, el Mothman estaba a salvo, y lo hubiéramos estado nosotros también si no fuera por que ya habaimos empezado a correr.
Mihill se tropezó, lo ayudé a levantarse de nuevo y seguimos corriendo, la puerta del garaje comenzó a cerrarse.
- rápido, rápido- nos gritaban.
Por el borde inferior alcanzamos a deslizarnos rodando, la puerta se cerró pero crujió como si una fuerte ventisca hubiera chocado contra ella.
- mucho gusto mi nombre es Mark- nos saludó el sujeto, tenia unos 27 años un sujeto agradable, de unos ojos azules penetrante- y aquella es mi madre.
Fue a saludarnos una señora muy alegre, con los mismos ojos.
- disculpen el desorden, pronto nos cambiaríamos de casa.
- ¿que sucede?, cuéntenos sobre la situación.- pregunté.
- Lo haremos, antes comamos, la cena está lista.
Pasamos del garaje al living comedor cocina, era un gran salón central hecho completamente de madera alrededor de una chimenea., había algunos sillones, y cajas, tras cajas de cosa, la mesa rápidamente la arreglaron, y la señora sirvió los platos, espárragos con carne y vienesas cocidas.
Nos sentamos a comer.
- Mm. rica salsa- comenté mientras le echaba barbaque sausage a mi carne.- en mi país no había comido de esto.
Ellos sonrieron.
- ¿y de donde son?- preguntó el joven.
- De New York- respondió Mihill rápidamente.
- Valla, nunca he conocido esa ciudad.
- No es la gran cosa, - comenté.
- ¿Pero de donde son de antes?
- Yo soy de Chile.
- ¿eso esta muy lejos?
- Muy lejos.
- ¿y tu?- le preguntó la señora ba Mihill, yo deje los servicios en el plato y miré fijamente a Mihill.
- Vengo de Kosovo.
Quedé helado, Mihill el vaquero no era de estados Unidos sino de una tierra tambien lejana, y desconocida por mi.
- ¿donde es eso?.- preguntó el joven.
- Yugoslavia, esos lados.
- ¿cuanto tiempo tienes aquí?
- 8 años.
Mihill me sonrió al ver mi cara de asombro y siguió comiendo.
Miré mis espárragos.
- quisiera saber, ¿hace cuanto comenzó esto?, el frió, el hielo.
- Lleva un par de días, no se a que se debe- dijo rápidamente y nervioso el joven.
Dejé mi plato, y me levanté.
- ¿donde vas?- preguntaron.
- A la ventana, saben, me pregunto, ¿por que no entra?
- Por el calor, aquí dentro esta muy tibio.
- Puede ser- respondí- también puede ser por el viejo hechizo de las casas en que si no lo invitas no puede entrar.
Miré por las ventanas, afuera se veía todo tan tranquilo, un lago congelado en la distancia, pero en general era todo tan seco, no parecía que hiciera el frio que realmente hacia.
Entre los pastos una cabellera rubia se movió, mi atención fue atraída de inmediato, unas silueta, una mujer, otra, y otra.
Me dí vuelta, los ojos de todos estaban pendientes en mí.
- acabo de ver unas mujeres allá afuera entre el pasto.- comenté.
- ¿rubias?- preguntó Mark.
- Si.
- Seguro, ¿no estás loco?
Madre e hijo toparon fugazmente sus miradas.
- de eso nunca he estado seguro- respondí.
- Yo también la he visto- comentó.
- Pero yo no- dijo la madre- y algo que no podemos ver todos no puede ser bueno.
- Magia.- respondí.
- ¿que `piensas?- dijo Mihill.- ¿conoces algo como esto?.
- La verdad no- fui sincero.
- chile, vuelve a la mesa, es peligroso- dijo la señora
- ¿por que?
Una de las muchachas paró de moverse simplemente estaba quieta de pie, con su blanco vestido ondeado por el viento, era tan hermosa, sus ojos azules penetrantes, sentía que me observaban hasta el ultimo rincón del alma, pero no daba miedo al contrario quería que me viera como un libro abierto, era una sensación tan tibias y reconfortante.
Un tirón, Mihill me había tirado hacia atrás, caí fuerte sobre la madera.
- estupido ¿que haces?- grité desconcertado.
- Nunca me digas estupido- fue serio Mihill.
Todos estaban de pie, y la señora estaba poniendo llave a la puerta que daba hacia el exterior, sin darme cuenta me había acercado a la puerta para abrirla.
- ¿que sucedió?- traté de reponerme.
- Si las puedes ver te pueden embrujar.
Me senté sobre el suelo.
- magia visual, si las miro a los ojos encantan, es algo parecido al “mal de ojo”- les expliqué a los demás- debemos saber que quieren.
- ¿no es obvio? quieren matarnos- dijo la señora.
- Puede ser- respondí- en tal caso hay que saber ¿por que?.
Me senté a descansar y tomar un poco de bebida.
Miré por la ventana, y ahí estaban las tres muchachas frente al espejo.
- no, cierren las ventanas- grité.
- ¿que pasa?- se espantó Mihill.
- están ahí frente a la ventana- comenté- pegadas al vidrio.
Mihill se acercó con cuidado, llegó a las cortinas las comenzó a mover, y repentinamente, rompió el vidrio de una patada.
- no- gritó la señora.
Cerré los ojos, debía hacerlo corrí en la oscuridad siguiendo el frio y el olor a tabaco, agarré una camisa y la tiré hacia atrás. Caímos, abrí los ojos, estábamos en el suelo a espalda de la ventana, el frio comenzaba a penetrar.
- nos han cogido- se aterró la señora.
Piensa, piensa, una solución debía encontrar.
- la puerta, salgan- grité.
- ¿pero hacia donde?- preguntó Mark.
- Hacia el Train en que llegamos- exclamé- al tiempo que me levantaba, ayudé a Mihill a levantarse,, sentí un aliento helado que casi nos alcanzó, y corrimos, la puerta del garage tenia que abrirse, no había tiempo, a medida que se abría nos deslizamos por el suelo, nos paramos y corrimos, atrás nuestro las mujeres parecían perseguirnos nuevamente a campo traviesa.
El train nos sintió por que su puerta se abrió, entramos, y las puertas se cerraron nuevamente.
- estamos a salvo- exclamó Mark.
Tomó un respiró y giró la mirada.
- ¿que es esa cosa?- gritó nuevamente espantado.
- No lo mires mucho- le dije- es el Mothman, viene con nosotros, déjalo esta amarrado.
Las damas llegaron hasta el vidrio lateral izquierdo del Train.
- ¿que es lo que quieren?- las increpé pero con los ojos cerrados.
- Divertirnos, solo divertirnos- dijeron, sus voces eran tan dulces.
Había magia en su voz también ahora.
- ¿quieren matarnos por el simple hecho de divertirse?, eso es ilógico, la diversión duraría un instante, han hechos todo este alboroto por esto.
- Mejor es un instante de placer que toda una vida sin conocer la felicidad.
Mothman hizo un gesto al fondo del Train.
- hermana, hermana, mira- se decía una de las mujeres a otra- un Mothman, un Mothman.
- Pensaba que se habían extinto- exclamó la tercera.
- Yo quiero uno, yo quiero uno.
Miré de soslayo al Mothman.
Para mi sorpresa el Mothman agitó lo que sería su cabeza afirmativamente.
- ¿te irías con ellas?- me sorprendí.
El Mothman volvió a hacer su movimiento.
Esa era la posibilidad.
- esta bien, le damos el Mothman pero ustedes dejan tranquilos a los humanos.
- Con un Mothman ¿para que querríamos humanos?- exclamó la primera.
- Trato hechos.
- Trato hecho- respondieron.
Fui con cuidado donde el Mothman y lo desaté con cuidado, Mark, su madre y Mihilll estaban al lado contrario del train tras unos asientos.
Abrí la puerta del train, y salimos con el Mothman.
- gracias, elf por darnos algo con que acompañar nuestra soledad.
- Intentaron matarnos- respondí serio.
- No es tan desagradable como suena, de agradecimiento te daríamos un beso.
Temblé de cabeza a cuello, noi sabia a ciencia cierta que eran aquellas hermosas damas, pero intuía que un beso de ellas seria mortal.
Las tres hermanas rodearon al Mothman, y luego desaparecieron dejando solo una gélida aura en su lugar.
Mark y su madre bajaron del Train, y este tocó su sirena.
- gracias, muchas gracias- nos dijeron, fueron hasta la casa y nos dieron naranjas y bebida para el camino.
Con Mihill subimos al train y seguimos con nuestro viaje.