Sunday, November 30, 2008

Juan bernales y el misterio de Ayayema 1ra parte


La fría humedad se había apoderado de Concepción, como es habitual en aquellas frías tardes de mayo, Juan caminaba por Barros arana hacia la estación de ferrocarriles, las manos en los bolsillos de su enorme abrigo una bufanda azul y su característico sombrero. Junto con su perfil delgado le mostraban como una sombra reflejada por los muchos faroles.
“tanta gente, tanta gente”- se decía.
Y por fin había llegado, no a la estación en sí, si no a la plaza España que está al frente, miró a la estatua de pedro de Valdivia que sacarían en un par de días, durante años había estado en aquella plaza, pero comenzaron disputas de hacia donde debía mirar la estatua, si miraba hacia la estación, y por ende miraba hacia el río Bio-bio le estaría dando la espalda a la ciudad por lo que traería infortunio, pero si miraba hacia la ciudad le daría la espalda a la estación lo cual sería un signo de grosería para quienes llegaban en los trenes, un tontería, como decía Juan.
Llegó al local “Pancho” donde habitualmente tomaba una caña de vino tinto para entrar en calor, pero alguien lo esperaba en la entrada Julián, un joven mozuelo que hacía algunos encargos de chofer para el ejército.
- Señor Bernales- saludó formándose Julián.
- Descansa hombre- respondió Juan- ¿que haces por estos lados? ¿Me acompañas con una copita?
- Lo siento me pidieron que lo viniera a buscar, hay reunión.- respondió.
Juan sopló hacia arriba y revisó su reloj de bolsillo eran las 7 y media de la noche luego miró el reloj que se mostraba imponente en la estación, confinando la misma hora.
Así que sin decir palabra alguna siguió a Julián, quien esperaba con un auto militar especial para transportes encubiertos.
- me gustan más los carros, no hay como un buen caballo para llevarlo a uno- se quejó levemente Juan.
- Disculpe por mi intromisión pero creo que debería abrirse mas a lo nuevo, escuché que los gringos están haciendo autos que pueden llegar a los cien kilómetros por hora, ¿se lo imagina?
Y el auto partió.
- vallase por Bulnes tengo que pasar a hacer unos pagos.
- lo siento señor pero debemos ir por Carrera, no se si el auto aguante los empedrados de Bulnes.
- por eso me gustan los caballos.
Así fueron que doblaron y entraron en lo que es conocido como el Valle de puchacay, ingresando en uno de los edificios que habían pertenecido al regimiento Chacabuco.
Ambos se bajaron y se dirigieron a la reunión.
- lo dejo aquí señor- se despidió Julián.
- Valla tranquilo.
Al entrar la sala estaba fuertemente iluminada por ampolletas eléctricas, un lujo; de fondo un cuadro “Cambio de Poderes” del pintor Comte de León, en el que se veía un grupo de personas festejando el tratado en que la capital de Chile era trasladada a Concepción tras las batallas de 1851.
La mesa de sándalo, aún tenia ese olor, pero los generales que estaban sentados en la mesa parecían no muy alegres.
- no te encontraron en la casa, te debes haber estado emborrachando en algún sucucho por ahí, francamente tu actitud deja mucho que desear.- hablo el capitán Salgado.
- Si capitán- respondió enérgicamente- Juan.
- te has de preguntar el por que estás aquí, y es el que te tenemos una misión
Juan estaba extrañado, el área de casos especiales, no eran mas que una excusa para tenerlo aún en el Servicio secreto militar.
- los hechos están en la siguiente carpeta ahí se le dará a conocer todo- dijo entregándole unos papeles en un sobre.- el barco partirá pasado mañana a las 12 del día desde el puerto de Talcahuano su boleto también se encuentra en el sobre, suerte en su misión.
Juan salió un tanto excitado, hacía tiempo que no tenía un caso, abrió el sobre, del cual se deslizó el boleto del barco a usar.
“Hechos; la mañana del 23 de abril del presente año se encontró frente a las costas de Quellón el barco transportista “Millalobo” flotando sin dar señales de vida, tras ser abordado en su interior se encontró solo un pasajero Don Ramón del Transito Jonquera Melín de 42 años comerciante, en un estado de inanidad mental, ninguno de los demás tripulantes fue encontrado vivo o muerto, Ramón Jonquera se encuentra actualmente en el hospital siquiatrico Silva Renard, nuevos casos de personas desaparecidas nos han llegado de la republica hermana de La Araucania y Patagonia, por cooperación internacional de los casos usted es asignado a viajar a la provincia de Chiloé e investigar el suceso”
No había firma al termino de la carta, Juan se sintió levemente irritado, ya que para el no había mayor castigo que el levantarse temprano.
Así fue que temprano por la mañana subió por el camino que da al hospital siquiatrico en la vecindad de los edificios de lo que fue el ejercito Chacabuco.
Mientras subía admiraba el paisaje de Concepción, sus casas a lo lejos, las tetas del Bio-bio custodiando el mar a lo lejos, la ciudad era enorme.
Tras llegar a la recepción logró pasar sin mayores problemas, el escudo nacional que estaba en su impermeable lo cual le daba pase a muchos lugares era una ventaja además ya era conocido, lo hicieron sentarse en una sala blanca, donde llevaron un par de enfermera a Don Ramón, su mirada de entupido parecía indicar que su viaje no serviría de nada.
- aquí, está Don Ramoncito, vino un amigo a verle sea educado con él- dijo la enfermera.
Juan observó a la enfermera hasta que esta salió de la sala.
- suerte tienes, que te atienda una mujer tan bella- dijo.
Ramón solo reía.
Juan sacó un lápiz grafito y un cuaderno y lo puso sobre la mesa. Ramón de inmediato tomó el lápiz y el papel y comenzó ha hacer rayas aleatorias sobre el papel, ondulaciones en la base.
- supe que usted es del sur, ¿no es así?- preguntó Juan.
Ramón levantó la mirada y sonrió de oreja a oreja.
- bonita isla es Chiloé, ya he estado un par de veces por esos lados, investigando casos, hace bastante tiempo eso si… Ramón no me contestaste, ¿Ramón es del sur?- preguntó entonces en forma mas calmada tratando de buscar que este le mirara a los ojos.
Hizo un movimiento ocular hacia la derecha, imperceptivo, pero importante para Juan.
- sur- respondió.
- Bien, muy bien ¿que parte?
- Sur.
- Pero que parte del sur, ¿Puerto Arenas?, ¿Edén? ¿Taitao? ¿Guaitecas?...
- Ayayema, Ayayema- entonces comenzó a gritar Ramón quien ya no exhibía una sonrisa.
- ¿Guaitecas?
- ¡Ayayema!, ¡Ayayema!- comenzó a gritar, arrugó el papel, y lanzó el lápiz - Ayayema… callaito, callaito.
Y se sentó en un rincón mudo sin hacer gesto alguno, las enfermeras quienes se habían alterado tras escuchar los ruidos entraron rápidamente.
-¿que pasó?- preguntó la enfermera alterada.
- nada solo se puso a gritar.
- Siempre pasa lo mismo contigo, siempre que vienes traes problemas.- comenzó a increparle.
- Si hubiera otra forma la haría, créeme- respondió Juan- pero así es este trabajo.
Así fue que recogió el papel, el lápiz también se lo llevó por orden de la enfermera. Se fue inspeccionando el dibujo, un par de rayas caóticas onduladas en la base, otras mas largas y escasas en que salían del medio en cuya punta había algo así como un triangulo, las líneas altas eran gruesas, las había hecho cuando comenzó a nombrar localidades del sur, cuando mencionaba lugares sabía que había recordado algo, sus ojos se movían a su derecha, estaba recordando algo.
- líneas onduladas… mar, eso debe ser, y triangulo en medio… barco debe ser pero las otras no se.
Se iba diciendo en voz alta, hablar en voz alta era la forma en que razonaba mejor, y la palabra Ayayema le sonaba en la cabeza.
Llegando a su casa, comenzó a buscar en todas sus enciclopedias, Sopena, Larousse, Ercilla y otras enciclopedias, busco hasta alto en la noche sin encontrar alguna referencia importante.
Al día siguiente debía tomar un carro cerca de la Universidad del Estado, donde muchos carros partían hacia el centro de Concepción, era un largo viaje de una hora y media pasando por el centro de la ciudad, luego por la costanera pasando por Colon, el carro lo dejaba en la entrada, puerta de Leónes, donde lo estarían esperando, se iba en un barco especial de la armada, el “León del sur” era una corveta no muy grande, pero si rápida en la entrada le pidieron la entrada y lo condujeron, el capitán de la corveta era Samuel Daroch lo llevó a lo que era su orgullo.
- espero le agrade el viaje y no le moleste los mareos ya que usted sabe…
- todo quien se embarca por primera vez en el Océano pacifico termina vomitando, ¿lo sé?
- La verdad encuentro que el nombre es en cierta medida irónico.
- Si puede ser, la verdad el nombres es por que cuando Magallanes pasó los estrechos canales de la patagonia, con sus fríos, islotes, vientos, oleajes, y hasta motines, el llegar a este mar fue francamente tranquilo.
- Valla, veo que usted es un hombre instruido.
- Se podría decir que si, son partes de los estudios de la escuela.
- Escuché que pertenece a una rama muy importante, no siempre se tienen hombres instruidos en el mar, aunque ya hemos estado a cargo de grupos instruidos, como el doctor Moyano, con quien años atrás hicimos algunos estudios sobre diversidad en el canal del Chacao.
- Ya veo- respondió Juan quien realmente estaba admirando el barco.
El abordar el barco se hizo sin mayores problemas, varios muchachos partían como segundo viaje en la corbeta era parte de los estudios de la armada.
- esa isla estando tan cerca nunca la he visitado- dijo indicando Quiriquina.
- Tranquilo que veremos islas más importantes.
Así fue que viajaron pasando la península de Tumbes se veía el puerto de San Vicente, también parte de Talcahuano.
- siempre es un alivio alejarse de la capital.