Saturday, July 11, 2009

Ninth stop, New Mexico, Rancho de Thaos.



El descanso había llegado a su fin y el frio ingresó nuevamente por las puertas.
Motivo por el que despertamos de inmediato.
- ¿estaremos de vuelta?- exclamé.
Cuando salimos al exterior, estábamos en medio de las montañas unas redondeadas montañas a nuestro alrededor, de hecho nosotros estábamos en una especie de valle en altura, completamente nevado, y casas alrededor, casas que parecían hechas de arcilla con vigas de madera que se asomaban por la parte superior.
- this stop is New Mexico, Rancho de Thaos
Bajamos del Train, había un par de personas en las casas pero parecían ignorarnos.
- pensaba que New mexico era calido.
- Lo es- respondió Mihill- el sur es caliente y el norte frío, mas allá de estas montañas vuelve a ser caliente.
De todas formas era agradable ver un paisaje que rompiera la monotonía de la eterna planicie central.
- valla, valla, magia hace tiempo que no veíamos magia- se nos acercó un sujeto.
Lo miré de barba y ropa un tanto desastrosa, tenía cierto olor a vino que me recordó a mi tierra.
- ¿han visto magia?- me sorprendí.
- Por supuesto- respondió- estamos en New Mexico land of enchantment, aqui siempre suceden cosas.
- Bueno, vamos de inmediato a lo nuestro- comenté- necesitan ayuda.
- ¿Ayuda?- se sorprendió.- tal vez para entrar ese refrigerador a la casa, me estoy cambiando y debo poner las cosas a mi nueva casa- sonrió.
Con Mihill nos miramos, no era lo que esperábamos como respuesta, pero ya nos habíamos ofrecido.
Pasamos por sobre el barro del antejardín, ya que nada estaba pavimentado en aquel lugar, yo empujaba el refri, por el otro lado lo sujetaban con cuidado, y así ladeado pasaría por la puerta. Y fue un esfuerzo de varios minutos, la entrada era muy pequeña así que sacaron la puerta del marco, pasamos el refrigerador, y luego volvieron a poner la puerta en su lugar, el trabajo estaba hecho.
- gracias- dijo entonces el sujeto, naturalmente el Train no sonó ya que algo más debíamos hacer.
Entonces un extraño gritó sonó en el cielo.
Corrimos de inmediato a mirar que era.
Sonbre nuestras cabezas para la sorpresa de todos estaba volando un Pteranodón.
- un terodáctilo- exclamó Mihill.
- No la cresta indica que es un pteranodón, es un error típico comenté.
Mihill me lanzó una mirada molesta.
El Pteranodón era mucho mas grande que lo normal, bajó volando, y se paró sobre una casa y comenzó a picotear el techo destruyéndolo al parecer buscando por una chica que al ver al pteranodon había entrado corriendo a la casa.
- la quiere cazar tal un pájaro caza una lombriz- comentó Mihill.
Rápidamente sacó su cuerda
- debemos hacer lo que sea necesario.
- Lo sé- exclamé, aunque no se en que puedo ayudar.
- Tal vez esto te ayude- me dijo el mismo desastroso sujeto, trayéndome en sus brazos yb sombrero de vaquero café.
- Perfecto exclamé.
Me puse el sombrero, y sentía una fuerza irradiando de el.
- ¡Whoah!- grité.
Mihill sacó su cuerda, la impregné con magia, y la lanzó al cuello, la cual hábilmente había atrapado al Pteranodon.
Pero este a un movimiento de alas, se elevó, lo que nos rastro varios metro9s sobre el hielo y el barro.
Mihill se soltó no podía mas.
- no te preocupes, yo podré con el- dije con algún extraño acento.- Whoa.
Rápidamente comencé a subir por la cuerda, a medida que el pteranodon subía volando tratando de deshacerse de mí.
Su piel era blanca, era algo que me llamaba la atención, al igual que una extraña marca de estrella sobre su ojo derecho.
Rápidamente estaba sobre el gigantesco reptil, aunque este trataba de deshacerse de mí, no podía.
- magia, magia fluye en ti- exclamé.
Abajo en tierra, el hombre que nos había pedido ayuda con el refrigerador salió con un arma, junto a otros dos vecinos.
Y gracias a extrañas habilidades que había adquirido con el sombrero, podía hacer que el Pteradnodon girase contra su voluntad en el cielo, tal como si lo estuviera domando.
Asi que lo llevé cerca de los hombres.
Los disparos comenzaron, fueron más de una veintena, antes que el Pteranopdon cayera.
Esto fue varios metros cerca de la carretera al caer rodé sobre el suelo para no dañarme, el Pteranodon por su parte se deshizo en varios huesos, huesos fosiles de los que estaba hecho.
- ¿estas bien?- llegó preguntando Mihill.
- Por su puesto- respondí mirando el montón de huesos- aquí hay magia, y magia muy extraña.
El Train sonó a la distancia.
- debemos volver- dije a tiempo que me sacaba el sombrero (lo que me hacia sentir mas normal nuevamente)
- no, es tuyo quédatelo. Ayudaste, y además te servirá mas a ti, es un sombrero de New Mexico así que te servirá muchísimo.
Nos despedimos cordialmente.
Y seguimos en nuestro viaje por train.