Monday, April 13, 2009

Sixth stop Oklahoma Casino


Solo habían pasado un par de horas cuando nuevamente la luz chocó contra los vidrios del train.
- this stop is Oklahoma, cherokee casino- dijo la voz
La puerta se abrió frente a un gigantesco edificio en medio de las planicies centrales, cerca un mac donalds y algunas casas, pero el casino parecía a medio camino de ningún lugar.
- genial- exclamó Mihill.
- ¿descubriste a que vinimos a esta tierra?- pregunté
- of course- respondió- a jugar en el casino.
Su mirada había adquirido un tenue brillo dorado de ambición.
Nos bajamos del train, y afuera de este una furgoneta nos había ido a buscar para que no camináramos los escasos metros hasta la puerta.
- suban por favor- nos dijeron
Era tan extraño que no se sintieran asombrados por la misteriosa aparición del train.
Rápidamente la van nos dejó fuera del edificio, bajamos. Repasé mi edad mental, tenía mas de 21 años humanos legalmente podía entrar.
Abrí las puertas de vidrio. Volví a abrir unas segundas, frente a nosotros unas elegantes alfombras de la recepción, iban por un pasillo a la derecha hacia una barra y un gift shop, hacia la izquierda un ascensor y frente a nosotros, decenas y decenas de maquinas de toda clase, pronto perdí a Mihill entre la multitud que jugaba en las maquinas.
Me perdí caminando tratando de hacerme un panorama del lugar. Caminé entre las maquinas, me senté frente a ellas. ¿Como será jugar?
El primer billete se fue y la maquina comenzó a mover, las tres partes no fueron favorables, lo intenté de nuevo, y de nuevo, los billetes se iban….

- yo creo que estas mal.
- ¿Mal yo? ¿quien eres tu para decirlo?
- Soy tu.
Mi yo interno.
- ¿que quieres que haga, el azar es azar.
- ¿Manejas tu vida con azar?
- Muchas veces si.
- ¿siempre lo haces?
- No lo entiendes si racionalizo las cosas no resultan, nunca resultan… crees que este viaje salió como pené que resultaría, estas equivocado, mírame, estoy aquí solo en tierras desconocida, eso no debía ser así, no, así no lo había previsto.
- ¿Aún así dejas todas tus cosas al azar? Has sobrevivido hasta ahora por algo.
- Una porquería, de nada me sirve ahora racionalizar.
- Si no racionalizaras ya no estarías aquí.
- Claro… lo hubiera abandonado en Kansas.
- Ves.
- Aún así
- Aun así ¿que? Nunca has confiado en el caos…
- Si algo se pone a juego indefinidamente siempre, pero siempre la casa va a ganar
- Exacto.

Miré al frente mío la maquina… debía ser capaz de resistirme, , un par de centavos de ventaja…
- ahora- me dije- salté de maquina.
Si cambio de maquina puedo engañar las probabilidades.
Siguiente ventaja.
Y nuevamente.
La maquina liberó la factura estaba en cero no había ganado ni perdido nada, tome el ticket y salté de la maquina, la miré con miedo.
- algo aquí no está bien- dije- algo aquí no esta bien.
Miré a mi alrededor, todos estaban absorbidos por las maquinas, me había liberado por poco, el lugar apestaba a magia y yo no lo había percibido, las maquinas absorbían a los jugadores quienes se deshacían y se dejaban llevar por las maquinas.
- paren, corran, esto no esta bien- grité.
Nadie escuchó.
Entonces humo se condensó en medio de la pista, apareció un extraño espíritu cuya parte mas sólida era una mascara tribal cherokee que sostenía frente a su cara.
- ¿quien eres?
- Valla, un elf bastante fuerte, pocos son quienes pueden desprenderse de mi encantamiento, déjame presentarme, mi nombre es Nunhyunuwi.
- Libéralos.
- ¿liberarlos? ¿estas loco?, déjalos, deja que sus almas se pudran en codicia, deja que sus cuerpos famélicos caigan, y sus monedas caigan en nuestras arcas, ellos son míos, ellos no están haciendo otra cosa que cosechar lo que sembraron.
- ¿te hicieron algo?
- A mi no, al pueblo del que provengo y del que temían si, solo devuelvo la mano, mantengo los equilibrios.
- Eso no es mantener los equilibrios,
- Créeme que si.
- Los cherokees son parte de ellos, hacen una nación, creo que esa es una de las pocas cosas que he entendido de este país.
- Mentiras, mentiras.
Saqué de mi bolsillo una moneda, moneda que otrora un elf cerca me había regalado. La lance por los aires hacia el espíritu.
Este intuitivamente la agarró, la abrió y la leyó, desatando una magia que estaba en las palabras que contenía mas que en el hecho de ser de duende.
- E pluribus unum.
El espíritu me miró, lo había comprendido y tras un movimiento desapareció en el aire sin dejar rastro.
Los tragamonedas sonaron, varios ganadores, otros se levantaron de sus asientos…. La maldición se había deshecho solo eran esclavos quienes querían serlo.
Se me acercó Mihill.
- vamos el train está sonando.
Y nos fuimos caminando hasta el.
- ¿ganaste algo?- pregunté al tiempo que se cerraban las puertas del train.
- unos 500 dólares nomás- sonrió mientras el train se perdía nuevamente en la oscuridad.

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