Monday, March 09, 2009

fourth stop, Kansas, Esmerald City



Pronto nuestro día normal de viaje fue interrumpido, por la tipica luz al final del túnel.
-this stop is Kansas- dijo la mecánica voz, encontramos extraño que por un lado se apresurara al decir la estación, y por otro que no diera el nombre de la ciudad donde apareceríamos.
Entonces un extraño viento se coló por los vidrios rotos del train, al salir al exterior, nos elevamos rápidamente, estábamos en medio de un tornado, sorprendidos comprendimos que nos elevamos entre las corrientes de aire de este, mentalmente repasaba lo que sabía de tornados, y no encajaba con mis conocimientos, este no era tiempo de tornados, eso fue solo unos se3gundos ya que por el movimiento del train,. Rápidamente toda nuestra concentración se enfoco en mantenernos sujetos a algo dentro del train, donde el mas seguro era el Mothman por estar atado.
Todo daba vueltas y vueltas como la canción, hasta que por fin vino la calma, la calma y el silencio, el train estaba en la posición correcta.
-this stop is esmerald city
- ¿ciudad Esmeralda?- exclame asombrado.
Mentalmente repasé el nombre, y calro pertenecía a la famosa ciudad del reino de Oz.
El brillo Esmeralda de la ciudad hirio mis ojos de inmediato cuando las puertas se abrieron.
- Toma- dijo Mihill al tiempo que me entregaba unas gafas para el sol.
Afuera las enormes cúpulas reflejaban el sol de increíbles formas, lor arcos de estilo gotico, los enormes edificios, era todo tan moderno y antiguo a la vez porque contraponiéndose a lo hermoso de todo estaba también la suciedad y el deterioro, por las calles caminaban extrañas criaturas animalescas con trajes de etiqueta, algunos miraban de reojo el train y seguían su camino como si tuvieran cosas importantes que hacer, y aquello no fuera mas que una molestia.
- Disculpe, señor, disculpen, disculpe caballero- comenzamos a tratar de hablar con la gente que parecía querer ignorarnos.
Hasta que un muchacho vestido a la usanza se nos acercó.
- He visto como llegaron, ustedes son de tierras lejanas, tierra de la lejana Dorothy
- Si – respondí.
- No sé quien es ella- respondió Mihill.
- Venimos porque alguien necesita nuestra ayuda, creo- agregué.
- Necesitar ayuda está pasado de moda- exclamó uno de los animales al pasar a nuestro lado.
- Hace unos días llegaron unos niños necesitaban ayuda dijo entonces el muchacho.
- ¿Qué pasó con ellos?- pregunté
- Le dijimos que en esta ciudad las cosas han cambiado bastante los últimos años, tenemos suficientes problemas propios, pero que podría pedir ayuda en la nueva bruja del sur.
- ¿Quién fue con ellos?- pregunté.
Pero movió la cabeza negativamente.
- Listo esos niños deben ser debemos buscarlos- le dije a Mihill.
- ¿por dónde se fueron?- le pregunté al muchacho
- Por el camino amarillo debían seguir, y por ahui deben partir ustedes también
Así fue que rápidamente dejamos Ciudad Esmeralda por una de las entradas de la brillante ciudad fortaleza, al salir de los muros de la ciudad, nis sacamos las gafas.
- Frexor, tus ojos- exclamó Mihill.
Me miré en el reflejo de las gafas y vi mis ojos completamente verdes,
Ahí me di cuenta que la magia de Oz no era compatible con mi magia, asi que debía tener cuidado.
Comenzamos por el camino el cual parecía muy gastado y poco cuidado, las baldosas estaban rotas, y entre las gritas crecían pastos, en ciertas partes varias baldosas habían sido removidas.
Fue un dia de viaja pasamos la noche bajo unos árboles cubiertos con nuestra ropa, al despertar, mi barba colgaba hasta mi vientre, mis bigotes se retorcían extrañamente por las puntas mi nariz parecía estar creciendo.
Así fue que rápidamente continuamos con nuestro caminara, el bosq1ue espeso parecía querer quitar terreno sobre el camino, las raíces perforaban entre las baldosa, y si el camino no había desaparecido del todo era quizás porque Dios es grande.
- Frexor, ven mira- grito Mihill.
A orilla de camino entre unas ramas había una huella en el lodo, un par de zapatos o zapatillas de un calzado que indicaba claramente a unos niños.
- ¿Qué habrá pasado?- pregunto Mihill- ellos debían saber que no debían alejarse del camino amarillo.
- Eso es lo que vamos a a averiguar- comenté al tiempo que dejábamos el camino, Mihill entre muchas cosas era un estupendo rastreador por lo que el seguir la pista le era algo sumamente sencillo.
- Tras largas horas siguiendo las huellas encontramos en medio del bosque una enorme casona de madera.
- Los niños deben estar ahí- comenté.
- Podría ser peligroso respondió.
Yo sabía que no debía utilizar mi magia duende en esas tierras, o si estaba obligado a usarla debía ser lo mínimo posible.
Tratamos de buscar alguna fisura alguna entrada trasera, cuando entre las ramas un sonido nos llamó la atención, al mirar era un grupo de unos cinco muñecos de trapo a escala humana, con extensiones de metal, garras y otros artilugios que los hacían ver casi de pesadilla.
Mihilll sacó[o su cuerda, la cual impregné[e con magia, motivo poe el cual sentí que mi piel se tensaba y vi que mis pies crecían desproporcionadamente.
Rápidamente Mihill con su destreza digna de todo buen cowboy había en lazado a los muñecos en torno a un árbol. Quedando inmovilizados.
- por aquí rápido- le dije para que no perdiéramos mas tiempo.
Tras la casa había una pequeña ventana a ras de suelo que daba a un basement subterráneo.
Con una piedra rompimos el vidrio y entramos.
Dentro el aire estaba caliente una caldera en el centro funcionaba, nos acercamos y cerca de la caldera junto a un grupo de leños había un montón de zapatos de niña chamuscados, y trapos viejos que parecían haber pertenecido a alguna prenda de ropa, también algunos huesos pero no quisimos indagar mas.
- No me mates por favor no me mates- escuchamos entonces de un lugar cercano, y claro muy cerca había una jaula de metal y dentro un niño muy desnutrido y maloliente una mezcla de desechos y suciedad impregnaba, y dentro una bandeja vacía.
- Mihill- por aquí.
Mihilll llegó sacó una navaja del bolsillo y con extraordinaria habilidad abrió la cerradura, dentro el niño estaba casi sin ropa, muy flaco y con fiebre quizás producto de la deshidratación o a alguna infección.
- Estas bien, tranquilo , tranquilo, vinimos sacarte, pero cuéntanos que sucedió.
- La bruja, la bruja tiene a mi hermana.
- ¿Qué bruja?- pregunté.
- Ella nos engaño ella duijo ser la bruja bnueva del sur, ella quiere a mi hermana salvenlá.
- Lo haremos- le dijimos, pero ahora debes esperarnos aquí vamos por tu hermana.
Mihill le dio un poco de jugo de naranja que tenía en una botella atada al cinturón.
Dejamos al niño sentado pero fuera de la jaula y segumimos buscando, hasta encontrar en la pared opuesta a la ventana de entrada una escalera de madera que ascebndia hasta una puerta.
Rápidamente ssubimos pero conb mucho cuidado, abrimos la puerts y nos encontramos para nuestra sorpresa en una enorme sala digna de un palacio, con grandes espejos y ventanales cubiertos por gruesas cortinas, todo estaba alumbrado por enormes candelabros y cirios con velas por las orillas.
- Extraño es recibir noticias en estos tiempos- dijo entonces una voz.
Por las escaleras bajaba una hermosa mujer, la bruja debía ser, de piel blanca y pelo oscuro yliso, ojos penentrantes y un enorme vestido floreado, su cara emitia una increíble belleza.
- ¿Quien eres tu?- pregunté.
- ¿Desde cuando alguien debe darle exlicaciones a los ladrones que lo asaltan?, ¿Quiénes son ustedes? Seria le verdadera pregunta.
- Yo soy frexor.
- Valla veo que eres un duende, extraño de ver en estas tierras.
- Y el es Mihill.
- Ahora puedo presentarme, soy la bella bruja Tinkana.
- Tinkana, libera a los niños- grité
- Asi que a eso venían, pobres estúpidos, pronto la piel de la mocosa me pertenecerá.
Estábamos en una situación de desventaja, mientras la bruja bajaba las escaleras.
Corrñi hacia ella para derribarla, npero ella sujetó uno de mis brazos con mucha facilidad y me lanzó algunos metros mi brazo se había convertido en piedra.
- Vallan que impredecible son los duendes- comentó la bruja- fueras un humano ya serias completamente mármol.
- El peso de la nmano era muy grande y dolor me producía la unión de la carne con la piedra, tenia miedo que se desprendiera, pero dicho peligroso movimiento me hizo ver algo, un pequeño pliegue una arruga, rápidamente uní las piezas, la forma de la habitación, sus palabras y la arruga.
- ¿Mihill tienes algo para cortar?
- Si, toma- dijo lanzándome un cortaplumas, no me hirió solo por que tenia una puntería espectasculara, tomé el cuchillo y arremetí contra ella nuevamente.
- Tienes ganas de sedr piedra por completo, conb gusto de ayudaré- me dijo.
El instante a antes de chocar con ella, tomando fuerzas desde el hombro levante el brazo de piedra, ñpor lo que la bruja agarró dicho brazo, y luego rápidamente con el cuchillo la corté, la bruja rápidamente soltó mi brazo y dio un salto atrás, pero su vestido se había cortado en la parte del cuello y se deslizó, la bruja tubo que salir se de el para no caer rápidamente, asi que ahí estaba desnuda, y hermosa, la bruja Tinkana, pero los pliegues de su piel me indicaban la respuesta.
- Usas la ropa de las niñas para vestirte con ellas.
La bruja sonrió.
- Lo admito, son mas tersas y mas duraderas.
Volví a abalanzarme con la misma acción anterior, me detuvo el brazo de piedra con una mano, agarró mi otro brazo justo después de abrirle u corte en la piel desde el hombro hasta el pecho izquierdo,, el cuchillo lo solte tras forcejear, me tumbó alñ suelo, mi otro brazo era de piedra tmbien, mientras que la piel que usaba encima se habiaq corrido, mostrando su verdadera piel, plateada, se sacó la mascara de piel que se le había corroído para poder ver.
- Este será tu fin duende.
- Mihill- las cortinas- grité.
Mihilll lo entendió de inmediato, y corrió las cortinas, fugaz un rayo de sol atravezño la sala y fue a parar sobre la argentica piel de la bruja.
-¡no!- fue su ultimo grito.
La bruja quedo convertida en una estaua de plata, al tiempo que mis extremidades volvían a ser de carne.
Mihilll corrió y me sacó la bruja de encaima.
- Lo hiucimos- dijo emocionado.
- Si, lo logramos.
Luego subimos hatta las ´piezas, y tras mucho buscar encontramos en una sala encerrada la niña, tenia unos 8 años, rubia, y estabaen perfectas condiciones, al parecer debía alcanzar cierto peso antes de usar su piel. Y casi vomitamos de horror al encontrar en otra habitaciones, mas de una docena de trajes de niña colgados en un armario.
Bajamos y sacamos al hermanos, buscamos ropa limpia, lo lavanmos y le dimos de comer de cosas de la cocina que inspeccioné bien para saber que no tuvieran magia.
Mihill cargó al niño al salir de la casa de madera
Luego los cuatro caminamos hasta el camino amarilloo donde seguimos nuestra ruta sin mayor problema.
Tras un dia mas de viaje encontramos una casa blanca sobre una paradera, y en la entrada una hermosa doncella con un cuervo en su hombro.
- Los bestaba esperando, ustedes deben ser los niños que necesitaban mi ayuda, junto a los forasteros que los vinieron a ayudar.
Saludamos cordialmente.
- Queremos volver a casa- dijo la niña.
- No es algo que yo pueda hacer- dijo la bruja- pero se como pueden hacerlo, siganmé, pero antes un regalo.
Y tomó una manta y la puso sobre mi espalda, en aquel instante volví completamente a la normalidad.
- No te lko saques mientras estes en Oz.
Y ni pensé en desobedecer
Asi que caminamos por la pradera tras la casa hasta vllegara a unos bosques, y tras algunos minutos caminando entre los arboles una caseta telefónica, muy antigua conb aquellos teléfonos que no usaban botones.
- Conocen el nujmero de su casa- preguntó la bruja.
- Si- contestó la niña.
Nos despedimos con fuertes abrazos, luego los niños entraron a la cabina, cerraron la puerta y marcaron, ¨puf¨ sonó y desaparecieron.
- Ahora es mi turno- dije emocionado- volveré a mi país.
Entré a la cabina y me disponía a marcar.
- Esta bien- dijo la bruja- no es algo que no te dejaré hacer, pero solo quiero que te preguntes, ¿es lo que debes hacer?.
Me detuve un nstante mirando el teléfono, con solo marcar nterminaría con todo, pero por otro lado, habíamos ayudado bastante, quiozas que mas podríamos hacer.
Me odié a mi mismo por tener aquel sentido de querer hacer las cosas bien y colgué.
- Esta bien- debemos regresar a ciudad esmeralda el tren nos aguarda.
- No dejaré que vallan asi- dijo entonces la bruja.
La bruja silbó y tras unos instantes aparecieron un par de alces alados.
- Ellos los llevaran de vuelta a ciudad esmeralda.
- Gracias, muchas gracias- nos despedidmos.
- Solo hago lo que debo hacer- respondió sonriendo.
Nos montamos en los alces y partimos.
En menos de un día llegamos a ciudad esmeralda, la gente ase impresionó un instante anes de seguir con sus vidas, en la puerta del train un parte nos esperaba por mal estacionamiento.
- Gente ridícula- exclamó Mihill.
- Arrugó el parte y lo lanzó por la ventana, yo reí, luego nos subimos al train, las puertas se cerraron y el train partió con su viaje, hasta entrar al túnel nuevamente.

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