Serenos: fractura de lo ordinario

el grupo de jovenes estaba dispuestos en la posicion predeterminada en el cerro, habian puesto las velas, un trozo de hueso de un santo, una raspadura de la muralla que habia formado la imagen del padre hurtado en la iglesia de tomé, un par de años atras.
sangre que habian rodabo del hospital.
leer el libro parecía un tanto gracioso, lo habian conseguido en una tienda de libros usado de la calle maipu, era un libro de esoterismo, muy antiguo, a orilla de pagina con "tinta" roja, estaba escrita ciertas acotaciones, terminaos en latin, en aleman, y mapudungún.
el pasar la noche en el cerro con mucha cerveza y vino acompañado de un ritual satánico era su idea de diversion.
comenzaron a recitar las palabras esperando que hubiera algun resultado.

la explosion se escuchó en casi toda la ciudad de Concepcion, era 8 de diciembre del 2009.

-a oficial gallegos estaba de ronda con su compañero Daroch, estaban en su vehiculo frente al parque Ecuador, cuando escucharon la explosion.
de inmediato los ojos se fijaron en el cerro.
- ¿que fue eso?- exclamó Gallegos.
Daroch tomó el radio y comenzó a preguntar por informacion.
- ustedes son los mas cercanos en tierra, vallan a ver que sucedió.- fue la orden al otro lado del radio.
rapido dirigieron el auto para subir por el camino vehicular del cerro caracol.
no fue mucho lo que hubo que andar camino arriba cuando de la espesura de los arbustos apareció un joven gritando, tenia un hilillo de sangre corriendo por sus oidos, su pelo estaba entrecano a pesar de la edad, su cara reflejaba un miedo primitivo y blanco que resaltaba ante su polera de Burdum.

Daroch se bajó del carro y rapido trató de sujetar al joven quien parecia no estar muy conciente de si mismo, el carabinero lo sujeto contra el auto y lo esposó, el sujeto calló inconsiente en el cato.
Gallegos bajó del carro tambien.
un sonido fuerte vino desde un poco mas arriba en el cerro.
tras asegurar al joven en el auto comenzaron a subir con las armas de servicio listas para utilizar, la verdad era la primera vez que la oficial Gallegos usaría el arma en reciente asignacion.
el ruido se hizo mas fuerte y fueron guiados por una leve luz.
un segundo tipo bajó corriendo, con sangre brotando de sus ojos, arcanas palabvras cerro abajo.
la patrulla comenzó a temblar al no poder saber ante que se estaban enfrentando.
el aire estaba denso, y entre mas se acercaban se dieron cuenta de un detalle, no habian sonidos, no habia ni el sonido del viento ni de la ciudad que a sus espaldas brillaba, con cientos de watts de potencia, ni los grillos en el suielo, y las aves en la lejania, estaba el ambiente secio aunque muy frio.
entre los arboles en un plano, el bosque estaba rasjado, a unos ecentimetros del suelo, tal como un vidrio quebrado, parecía que la realidad misma se habia fracturado dejando ver algo mas allá, algo de algún otro lado.
unos ojos oscuros y cientos de tentaculos que se movian y retorcian tan blancos como la leche.
las velas apagadas el libro en el suelo, Gallegos recordó de inmediato sus juegos de infancia, la tipica Ouija que mas de alguna vez jugaron con su hermano.
los tentaculos se abalanzaron sobre la cabeza de Daroch.
Daroch estaba inmovil y de los tentaculos se veia absorvia algo, mas aquello era intangible, solo una huella dejaba detras, y era que el cuerpo de daroch comenzó a secarse rapidamente.
Gallegos tomó el arma de servicio y disparó a los tentaculos.
un chiullido, casi en el oido medio mismo la hizo remecerse, y hasta marearse.
los tentaculos se abalanzaron sobre ella, a tiempo que ella dejaba escapar algo de bomito.
uno de los tentaculos evitando el contacto con el vomito la rodeo.
Gallegos miró al rojo ojo que se veía al otro lado de la fractura.
- ¡muere, bicho de mierda!
disparó un par de veces mas contra el ojo.
el sonido fue mas intenso, sentía que no perdía el conocimiento por la adrenalina que estaba corriendo por sus venas.
los tentaculos llegaropn firmes aunque lentos, Gallegos alcanzó a llegar en el forcejeo hacia el libro y lo tiró hacia una vela cercana.
al principio solo se manchó de cera y la vela casi se apagó, aunque al ultimo momento logró encender una hoja, el libro comenzó a incendiarse.
la gruieta poco a poco comenzaba a cerrarse.
Gallegos vio como la grieta se cerraba cercenando un par de tentaculos que habian quedado al otro lado, aquel fue su ultimo recuerdo.

al despertar la blancura relativa de un hospital, estaba en una pieza pequeña la ventana hacia el mar, era el hospital naval en Un cerro de Talcahuano.
un hombre con gavardina estaba frente a ella.
- ofiacial Carla Gallegos, recientemente designada a la prefectura de Concepcion.
Gallegos estaba confundida, sentía un gran peso en su cabeza, se llevó las manos a la cabeza, solo un mechon blanco caía sobre su frente.
- ¿daroch? ¿que pasó con el oficial Daroch?.
el hombre puso una mala cara.
- lo siento no lo logró.
- ¿murio?
el hombre la miró fijo, Gallegoz lloró.
tras un par de minutos el hombre se le acercó con un pañuelo.
- ¿que viste anoche?- preguntó.
la oficiual aún estaba confundida mas sentía que debia declarar.
- el aire estaba fracturado, y uina criatutra blanca trató de matarme, tuve que disparar- la mujer lo pensó bien- creo que estopy confundida, no se lo que vi.
el hombre la miró con tono de complacencia.
- tienes dos opciones, tratar de convencerte a ti misma de la mentira que acabas de decir, y sufrir de aqui en adelante por la perdida de tu compañlero, sin entender el motivo de esto, o venir conmigto y aprender mas de lo que deseas, aunque la perdida no será menor y no aseguro que puedas comprender lo de esta noche al 100 por ciento si te enseñará a lidiar con esto.
- ¿quien eres tú?
- Juan Bernales- contestó- capitan de los serenos de la Frontera, y te invito a formar parte de mi equipo.